Las artes marciales fortalecen a las personas, física, mental y espiritualmente. Con ellas logramos armonía, equilibrio y bienestar. Si quieres saber de qué manera, aquí te contaremos acerca de los diferentes estilos y más información relevante.
Las artes marciales son estilos de combate para defenderse de agresiones elaboradas a lo largo de la historia. Existen muchos estilos, cada uno fundamentado en principios, códigos morales y estética particulares. Cuentan con una larga tradición, aunque pueden irse desarrollando diferentes modalidades a lo largo del tiempo. Se las considera arte al mismo tiempo que deporte, ya que implican mucho más que meros movimientos. También son un camino de autoconocimiento, donde aprendemos a sentir y actuar en vez de sólo reaccionar. Por esto y por la importancia que se da a factores como la paciencia, disciplina y auto observación, es que se les considera una terapia alternativa en muchos casos.
Su objetivo va más allá de las estrategias y métodos de defensa personal. Al comprender la esencia de las mismas, entendemos también que su objetivo es similar a los de las terapias alternativas, que apuntan hacia el bienestar general de la persona, al desarrollo de una mejor autoestima y, en definitiva, a la sanación.
El código ético del que parten surge del confucionismo, el taoísmo, el sintoísmo y el budismo zen, dependiendo de la rama de artes marciales de la cual se esté hablando. Promueven el estado de “no mente” por medio de la observación de nosotros mismos, libre de prejuicios, donde no queda lugar para los miedos o los deseos, nada tienen que ver con la competencia y la individualidad como otros deportes.
Nos superamos a nosotros mismos por el desarrollo de habilidades y la superación de nuestros propios límites. Otra finalidad que podemos destacar es el desarrollo de la disciplina, por ello también sirve para tratar las adicciones, ya que exigen mantener la firmeza y la mente clara.
Cuenta la historia que un monje llamado Bodhidharma viajó de India hacia China, enseñando un sistema de pelea llamado Vajramushti. De esta manera sentó las bases en los diferentes pueblos de los distintos estilos existentes. Este monje, también conocido como Daomo, fundó el Templo Shaolín.
El origen del concepto de artes marciales se vincula con la llegada de la modernidad en Asia, en el siglo XIX. Al incorporar armas de fuego, las formas de lucha tradicionales fueron perdiendo vigencia y se les recuperó como una forma de desarrollo de la nación, mejorando física y espiritualmente al pueblo, ya que desde siempre supusieron una forma de crecimiento personal.
Una vez que comprendemos que las artes marciales son antes una filosofía de vida que un deporte, y que comprenden una herramienta terapéutica y de superación personal, es más sencillo comprender las enseñanzas que nos dejan.
Existen más de cuatrocientos estilos de artes marciales. Cabe destacar que aquí haremos mención de sólo algunas de las formas más importantes o famosas, pero no son las únicas.
Existen varias formas de clasificación. Generalmente se dividen en suaves, duras, internas y externas.
Aquéllas que utilizan movimientos circulares, la fuerza del oponente y técnicas para desequilibrarlo, tales como el tai chi, pertenecen al grupo de las artes marciales suaves. Las que por el contrario emplean golpes y bloqueos, como karate y muay thai, son las consideradas duras.
En cuanto a las internas y externas, refieren al flujo energético que utilizan. Las que hacen énfasis en el chi o qi, en la meditación y el control de la mente, son estilos internos y en general se corresponden con los suaves. Mientras tanto, los estilos externos (y duros en general), aplican mecanismos corporales para optimizar la ventaja contra el contrincante.
Este arte marcial se caracteriza por la búsqueda de golpes definitivos antes que una sucesión de golpes veloces. Utiliza tanto una alineación corporal precisa como la intención emocional. Un aspecto destacable es que estudia los puntos vitales y luxaciones articulares, por lo tanto puede tratarse las lesiones, métodos de reanimación y la estimulación o depresión de los puntos vitales, como en la Medicina Tradicional China. También tiene como objetivo la conexión con el propio cuerpo.
Sus técnicas básicas incluyen luxaciones, patadas, rodillazos, esquivas, empujones, derribos y llaves. Es un arte marcial bastante difícil. Posee grandes beneficios, ya que al ser una actividad complicada en la que batallamos, nos cansamos, pero vemos y sentimos los avances, hace que en nuestra vida diaria percibamos los desafíos como algo más sencillo de resolver. Nos brinda una mayor capacidad analítica.
Como todas estas disciplinas, su impacto mental es muy grande, ya que nos vamos descubriendo más fuertes por la perseverancia necesaria y por los cambios físicos que vemos en nosotros. Cuenta con un componente estratégico que implica preparar movidas, leer al oponente y explotar sus debilidades. Por esto, en la vida diaria también desarrollaremos habilidades para resolver problemas cotidianamente.
Se desarrolla por medio de técnicas combinadas de piernas y brazos. Entre sus beneficios contamos con una mayor tonificación de nuestro cuerpo, lo que redunda en una mejoría del sentido de bienestar y confianza en uno mismo. El entrenamiento regular también nos ayuda a incrementar la agilidad y resistencia.
Al ser una práctica tanto aeróbica como anaeróbica, mejora nuestro sistema cardiopulmonar. Al requerir entrenamientos extenuantes, que nos llevan a un agotamiento extremo, también entrena nuestra mente para ser más tenaz y determinada, junto con nuestra disciplina. Por su naturaleza también nos hace desarrollar una gran agilidad mental.
El Kung Fu es una disciplina de contacto directo. Utiliza movimientos acrobáticos para mantener el equilibrio interior al entrenar. Parte del budismo y del taoísmo, que enseña el valor del esfuerzo, la humildad, la confianza, voluntad, perseverancia, valor y honestidad. Cuenta con muchas variantes. Te recomendamos leer este artículo para aprender más sobre los beneficios terapéuticos del Kung Fu.
El Chi Kung es una disciplina que se integra a la Medicina Tradicional China. Con ella armonizamos y trabajamos tanto nuestro cuerpo físico como el mental, emocional y energético. El trabajo desarrollado sobre la respiración nos ayuda a aplacar el estrés y la tensión, incluso mejorar el ritmo cardíaco, ya que suaviza el ritmo del sistema nervioso, lo cual nos aporta mayor claridad mental.
El arte marcial Tai Chi se practica con movimientos suaves y lentos. De esta manera trabajamos todos los músculos del cuerpo y potenciamos fuerza, flexibilidad y equilibrio. Entre sus beneficios terapéuticos contamos con el estado de meditación que podemos alcanzar, reduciendo niveles de estrés y ansiedad. Nos ayuda a combatir el insomnio, fomenta el autoconocimiento y la sensación de bienestar, previene enfermedades tales como la artritis y reduce el riesgo de lesiones. ¡Te invitamos a entrar aquí para aprender más sobre esta técnica milenaria y sus beneficios!.
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